A partir de la persona llamada a la comunión con Dios y con los nombres, el Evangelio debe penetrar en su corazón, en sus experiencias y modelos de vida, en su cultura y en su ambiente, para hacer una nueva humanidad con hombres nuevos y encaminar a todos hacia una nueva manera de ser, juzgar, de vivir y convivir. Todo esto es un servicio que nos urge.
Los hombres de mentalidad nueva reconocerán la dignidad de cada persona, estarán dispuestos a la solidaridad, al compromiso y al servicio de los hermanos, se insertarán en el proyecto de Dios que es la construcción del Reino de paz y de justicia a partir ya de esta vida.
En lo humano:
En lo religioso:
En lo socio-cultural:
Las instituciones lasallistas y su pedagogía se centran en los niños y jóvenes, se adaptan a la época en que viven y se preocupan en prepararles para que ocupen su puesto en la sociedad. Se caracterizan por la voluntad de poner los medios de su salvación al alcance de ellos, mediante la formación humana de calidad y la proclamación explícita de Jesucristo.